“Es humillante y vergonzoso para la comunidad educativa de la Escuela 177 volver a clases en las mismas condiciones que el año pasado, y ver que, luego de pedir ayuda por todos los medios posibles, deben retomar las clases en circunstancias indignas.
Mientras en otros municipios es moneda corriente que desde la Municipalidad gestionen los pedidos de las instituciones y consigan tanto arreglos como edificios y construcciones nuevas, en Puerto Rico en tanto, la administración del intendente Federico Neis se caracteriza por la impronta de la “no gestión”.
Patio destechado, baños inundables, paredes sin pintura, muros con peligro de derrumbe, techos que filtra, falta de aulas, bancos y sillas, son algunos de los claros ejemplos que sustentan esta opinión. Compartimos la nota completa publicada en el diario PRIMERA EDICIÓN.”
Sergio López (Editor)
PUERTO RICO. Hace un año publicábamos en PRIMERA EDICIÓN la situación de la Escuela 177, una de las instituciones educativas más emblemáticas de la comunidad, ubicada en la intersección de avenidas 9 de Julio y Alejo Rauber. Este año, arranca el nuevo ciclo escolar sin muchos cambios y con pocas promesas, condenando a sus alumnos a iniciar las clases nuevamente en condiciones indignas, aquejada por la postergación y ahogada por las necesidades.
Un año después nada ha cambiado, más que el inicio de la reparación de una vereda y un muro perimetral que, precisamente por peligro de derrumbe el sector estaba clausurado. La obra arrancó hace una semana, pero no viene a aportar mucho a las grandes necesidades de la institución. Los responsables de la obra prometieron continuar con los baños luego de finalizar las veredas y el muro, lo que entusiasma a los docentes, pero solamente es una promesa que poco peso tiene en estas circunstancias jaqueadas por la realidad.
Realidad que indica que las aulas son insuficientes y los alumnos de sexto gado este año tendrán clases en un depósito, que los bancos y las sillas no alcanzan, que las paredes se resquebrajan, que en los techos filtra agua, que el patio abierto se inunda cuando llueve y queda inutilizable, al igual que los baños que están al otro lado del patio y que por la falta de techo, sumado a la caída irregular del piso del patio, toda el agua va a parar a los baños dejándolos completamente inundados. Además, los docentes no tienen ningún espacio más que la dirección, ni baño, pues termina siendo utilizado por los alumnos; entre tantas otras necesidades propias de la postergación a la que viene siendo sometida esta escuela, tan apreciada por la comunidad pero no tanto por las autoridades.
Desde el Concejo Deliberante local algunos ediles plantearon en distintas ocasiones que el municipio ayude, al menos en las necesidades más urgentes como solucionar el problema del agua que inunda los baños y construir un techo para que los alumnos puedan trasladarse sin mojarse en días de lluvia desde el edificio donde están las aulas a los sanitarios, pero los pedidos no prosperaron.
Este año, las clases comienzan nuevamente en medio del mismo escenario, aunque suscitan algunas esperanzas el hecho de que el gobierno provincial esté arreglando la vereda y un muro, de todos modos las necesidades son tantas que se necesita mucho más que esperanza, se necesita el compromiso firme de las autoridades de darle a esos más de 400 niños las condiciones dignas de acceso al derecho, no solamente a la educación, sino también a ser respetados y a contar con un ambiente seguro y saludable.
Fotos y Nota: Sergio López para PRIMERA EDICIÓN
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